jueves, 9 de diciembre de 2010
El Flamenco fue durante largo tiempo una música oculta, desprestigiada, marginada y perseguida, -para muestra un botón: aún persisten tabernas y tascas en nuestra tierra con carteles de "Prohibido el cante"-. Pero también era una tradición que estaba estrechamente asociada a la cultura gitana. Hoy, afortunadamente, los tiempos han cambiando después de siglos de sufrimiento para muchos maestros y maestras, de los cuales muchos de ellos ya no están entre nosotros lamentablemente. Por fin en el siglo XXI, el Flamenco se ha convertido en una de las mayores glorias para nuestra tierra considerando este arte Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, Patrimonio Universal del Arte, que ha traspasado fronteras. Desde muchos lugares del mundo, algunos tan remotos como Japón, han llegado a captar esa sensibilidad que tanto tiempo le ha costado a nuestra tierra considerar, ese gran valor universal que en ella se consagra.
De este orgullo andaluz, ahora de la humanidad, lo más llamativo es que nuestras autoridades se han olvidado que esta música tiene una gran aportación del carácter gitano, tiene color gitano, personalidad gitana, sentimiento gitano... Ahora que se ha conseguido alcanzar el reconocimiento oficial, parece que son todos los que están pero no están todos los que son. Es decir, no hay un reconocimiento explícito y que se haya expresado públicamente sobre la parte tan gitana que tiene este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad llamado FLAMENCO.
Beatriz Carrillo, Presidenta de Fakali-Amuradi